Otra analogía interesante es pensar la suma como si fueran la sección de un caño, en nuestro DAW ese caño tiene un ancho determinado fijo el cual a medida que vos sumando señales, primero el bajo empieza a ocupar la sección completa del caño, luego incorporamos la batería y se achica el bajo para dar espacio a la batería, las voces, las guitarras y toda la mezcla se tiene que acomodar en esa sección del caño, lo que produce que el sonido final suene apretado, se pierdan agudos y la imagen estéreo se vea disminuida. Cuando usamos un sumador analógico a medida que vamos agregando instrumentos, la sección del caño se va agrandando, entonces cuando ponemos el bajo que ocupo toda la sección del caño, agregamos la batería y el bajo queda en su lugar y aparece un instrumento nuevo, “pegándose” uno con otro naturalmente, dando lugar a cada nuevo instrumento que vamos incorporando, logrando que la suma de nuestra mezcla sea mas natural, con una imagen estéreo mas amplia, sin estar renegando porque a nuestras mezclas siempre les falta brillo. En cuanto a la forma de configurarlo, lo ideal es tener una interface de audio con la mayor cantidad de salidas analógicas posibles, para aprovechar al máximo las cantidad de canales que nos da nuestro sumador, que sugerimos no sea menor de ocho, para agrupar instrumentos respetando los picos dinámicos de cada uno de ellos y sus transientes, dependiendo los instrumentos dentro de cada mezcla.