Hasta hace poco, todas las grabaciones de audio estaban “basadas en canales”.
Las grabaciones monofónicas empleaban un canal, independientemente de la cantidad de parlantes. Por ejemplo, un sistema megafónico.
Las grabaciones estereofónicas emplean dos canales y, generalmente, dos parlantes. Al sentarte frente a ellos de manera equidistante, te da la impresión de que la música sale del espacio que hay entre dichos parlantes. En sistemas profesionales, directamente no percibís que el sonido sale de los parlantes. Es como que directamente desaparecen y comenzás a escuchar una pared de audio muy detallado que proviene de esa dirección.
El truco consiste en colocar una copia de la misma señal en los dos canales, para que los oídos o el cerebro sientan que el sonido sale del espacio existente entre los parlantes.